Una vez finalizada la Feria, podemos hacer un balance en el que valoremos lo positivo y hagamos una crítica constructiva sobre aquellos aspectos que se pueden mejorar. Podemos decir que, a pesar de la crisis económica que padecemos, han sido unas fiestas muy participativas. Han sido muchísimos los alhameños y visitantes de otras localidades los que han asistido en los actos programados, principalmente en los de carácter gastronómico, llevándose la palma, como siempre, la Feria de Día, el concurso de migas y los chiringuitos de las cofradías.
También hay que valorar muy positivamente el trabajo realizado por las peñas en la elaboración de sus carrozas. Tengo que decir que cada año las figuras que realizan tienen mayor calidad; salvando las distancias, algunas de ellas parecen ninots falleros. Sin embargo, echo en falta el aspecto crítico y sarcástico de otras épocas. Creo que hay temas de actualidad suficientes para hacer carrozas divertidas a la vez que críticas: los recortes en Educación y Sanidad, la subida de impuestos, reducción de ayudas a la dependencia, etc. Además, me ha sorprendido que sólo dos de las peñas participantes en el desfile fuesen acompañadas de charanga, mientras que el resto recurrieron a la música “enlatada”. Esto resta vistosidad y dinamismo al acto; no es lo mismo ver pasar a una charanga que a un remolque repleto de altavoces.
Por otra parte, el hecho de que se planificara dejar las carrozas expuestas a lo largo de la calle de la Feria para que permanecieran allí durante el domingo, supuso un enorme colapso en el tramo final del desfile, que se extendía desde el Jardín de los Patos al de los Mártires. Muchos espectadores, que esperaban el paso de la comitiva, tuvieron que andar contra corriente para poder ver todas las carrozas y peñas.
Desde mi punto de vista, hay otros muchos aspectos a mejorar con vistas a unas próximas fiestas locales. Creo que no se debe cortar la arteria principal de nuestro municipio durante 14 días para instalar las carpas de la Feria de Día porque el caos circulatorio que se organiza es impresionante, sin olvidar los inconvenientes que supone para trasladar las emergencias desde el Centro de Salud obligando a las ambulancias a dar rodeos innecesarios, cuando el tiempo es tan importante para la salud de los usuarios del servicio de urgencias. Si a esto se añade el riesgo de lluvias torrenciales, propias de estas fechas, con la consiguiente inundación de la Rambla Don Diego, el caos podría haber sido monumental.
Desde mi punto de vista, también se podría mejorar el acto multitudinario de la ofrenda floral a nuestra Patrona, la Virgen del Rosario. Todos sabemos que la flor cortada tiene poca duración y, salvo el lucimiento estético, poco provecho le podemos sacar. Sin embargo, teniendo en cuenta las necesidades que muchas familias de nuestro pueblo están sufriendo como consecuencia de la crisis económica, podrían sustituirse el próximo año -porque para entonces no creo que nos la solucionen con los recortes- las flores por alimentos, que posteriormente se repartirían entre los más necesitados para aliviar su situación.
Para finalizar en positivo, no quiero finalizar este artículo sin felicitar a Juan Francisco Cerón, pregonero de estas Fiestas, por realizar una exposición crítica y acorde a los tiempos en los que vivimos.
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