artículo de Damián Rubio para Línea Local
Las condiciones laborales y
familiares actuales han creado una nueva necesidad social: la atención de los
menores durante las vacaciones escolares. El extenso periodo vacacional de los
hijos produce verdaderos quebraderos de cabeza, para conciliar la vida familiar
y laboral, a aquellos padres que no pueden dejarlos a cargo de los abuelos, ni tienen
recursos para pagar a personas o instituciones privadas que atiendan a sus
retoños durante la época estival.
Los ayuntamientos, como
institución más próxima a los ciudadanos, ante esta demanda social, se ven en
la obligación de ofertar un programa de actividades lúdico-educativas al
alcance de todos para aliviar la situación a la que me he referido
anteriormente.
En nuestra localidad, desde hace
algunos años, se viene realizando el Educaverano, que permite ocupar a los
niños durante el mes de julio, en horario de mañana, en actividades formativas
y de ocio, con la posibilidad de utilizar el comedor. Este año se desarrollará
en el CEIP Ricardo Codorníu y la oferta se extiende a niños con edades
comprendidas entre los 6 y 12 años.
Mas recientemente, ante la
demanda de familias que no podían acceder al Educaverano por cuestiones
económicas, desde Servicios Sociales se viene organizando el Taller de Dinamización
Social, que también ofrece la posibilidad de atender a los escolares que tienen
entre 6 y 16 años durante los meses de
julio y agosto.
Por otra parte, las escuelas
infantiles, los Cerezos y Gloria Fuertes, también organizan su propia Escuela
de Verano durante el mes de julio. Esto hace que la oferta municipal se
extienda desde los 0 a los 16 años.
Este curso que ahora finaliza ha
sido especialmente difícil para muchas familias como consecuencia de la
persistencia de la crisis económica, que venimos arrastrando desde hace unos
seis años. No son pocas las familias que tienen alguno –incluso todos, en
algunos casos - de sus miembros en desempleo, que han agotado el periodo de
prestaciones y que, por tanto, no perciben ingresos.
A esta precaria situación hay que
añadir la escasez de ayudas de la Comunidad Autónoma, que obliga a los
ayuntamientos a hacer un sobreesfuerzo, asumiendo competencias que no les
corresponden para aliviar la situación de las familias en riesgo de exclusión
social. Los recortes han afectado a las ayudas para libros, becas, transporte,
comedor, tasas de escuelas infantiles, talleres, etc. Capítulo aparte merece la
subida de las tasas universitarias, que pretende retrotraernos a los tiempos en
los que estas instituciones constituían una élite inaccesible para las familias
menos pudientes.
Este año, ante el problema de
malnutrición detectado en parte de la población infantil española, algunas
comunidades autónomas han decidido mantener abiertos los comedores escolares
durante el verano para garantizar una alimentación equilibrada a los niños de
las familias con mayores dificultades. En nuestra Región, cada ayuntamiento se
las ha “maravillado” como ha podido para aliviar esta situación.
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