Artículo de Damián Rubio para Infolínea
El pasado día 6 de diciembre se
celebró el Día de la Constitución, festividad que conmemora la fecha en la que
se ratificó la Carta Magna del 78 mediante un referéndum. De esto hace ya 36
años.
En lo puramente institucional,
año tras año se repite el mismo ceremonial con la recepción, por parte de los
presidentes de Congreso y Senado, de representantes de administraciones e
instituciones del Estado. Cada vez son más sonadas las ausencias porque son
muchos los sectores de la sociedad española que reivindican una verdadera
reforma constitucional.
Nuestra Constitución propugna la
convivencia pacífica entre los españoles, con independencia de ideologías
políticas, posición social, raza, condición sexual, procedencia o creencia
religiosa. El texto constitucional promulga valores tan importantes como:
tolerancia, respeto, justicia, igualdad, libertad, participación, pluralismo,
solidaridad, etc. Todo ello se articula a través de un compendio de derechos y
deberes.
A pesar de que la Constitución
del 78 ha servido para que los españoles vivamos un largo periodo de
estabilidad política y convivencia pacífica, ha llegado el momento de abordar
en profundidad el texto constitucional para reformarlo y adaptarlo a la
sociedad española del siglo XXI.
Hasta ahora, sólo se han abordado
dos reformas: una, en 1992, para permitir el voto de los extranjeros
comunitarios en las elecciones municipales; y otra, en 2011, mucho más
controvertida e impuesta por el bipartidismo, consistente en la modificación
del artículo 135 para priorizar los intereses financieros por encima de las
necesidades de los ciudadanos.
La última reforma referida “ha
levantado muchas ampollas” porque se hizo sin ningún tipo de consenso
parlamentario y por la vía de urgencia, para satisfacer las exigencias de la
Unión Europea en relación con el pago de la deuda pública. De esta forma, se
renunciaba a parte de la soberanía nacional para someterla a los dictámenes de
los mercados, que son los que exigen el pago de la deuda por encima de todo.
Cada vez es mas frecuente que los
medios de comunicación se hagan eco del debate social sobre la necesidad de
introducir cambios en la actual Constitución. Son muchos los sectores que
exigen reformas en asuntos tan
importantes como: el papel del Senado, la configuración territorial, la
sucesión de la Corona, las funciones del Jefe del Estado y, como no podría ser
de otra manera, la reposición de los términos del artículo 135 para que se
anteponga la cobertura de los servicios públicos al pago de la deuda.
La reforma debería contemplar
también que los ciudadanos podamos decidir, de una vez por todas, qué modelo de
Estado queremos: una jefatura de Estado hereditaria, que perpetúe el régimen
monárquico, u otra, elegida democráticamente por los ciudadanos en un sistema
republicano. También se hace necesario que la Constitución apueste mucho más
por la participación activa de los ciudadanos en nuestro sistema democrático.
Damián Rubio es Coordinador Local de IU-Verdes Alhama
No hay comentarios:
Publicar un comentario